La industria de la Construcción en Chile es, así como a nivel global, vital para la economía y su desarrollo, siendo el sexto empleador a nivel país y concentrar alrededor del 60% de la inversión nacional. También ha sido una de las industrias más golpeadas por el COVID-19 mundialmente al frenarse las actividades presenciales producto de las cuarentenas, entre otros factores. Sin embargo, se han encontrado ciertos beneficios en el contexto de las medidas adoptadas para responder a la pandemia ya que han acelerado cambios más profundos en la industria que sin duda eran necesarios tanto para mejorar la producción como para la seguridad de los colaboradores.
Al reducir la exposición de la mano de obra presencial en los sitios de construcción para prevenir el contagio, se ha logrado impulsar la digitalización y automatización. De esta manera se solucionan dos eternos problemas de la Construcción, siendo el primero la falta de mano de obra. De esta manera se pueden optimizar los recursos de las empresas, reubicando estratégicamente a aquellos colaboradores que son clave por sus habilidades y conocimientos. El segundo gran problema es la seguridad en la industria, ya que presenta uno de los números más altos en accidentes fatales cada año. Por eso se cree que es aquí donde la automatización tendría un mayor impacto, pudiendo evitar exponer a las personas en tareas peligrosas que pudieran supervisarse y observarse de manera remota; realizar levantamiento de grandes pesos, permitiendo a las personas enfocarse en otros procesos; también realizando tareas repetitivas que si bien se ven inofensivas pueden atrofiar y producir fatiga en quienes las realizarían.
La evidencia existe y los resultados están a la vista: para mejorar la productividad en construcción es clave la digitalización y adopción de tecnología. Sin embargo es sabido que en Chile la inversión en innovación general es pobre en comparación a países OCDE, en los cuales promedia un 2,3 del PIB versus el 0,36 de Chile. Y en Construcción la diferencia es aún mayor, dejándonos prácticamente en el pasado. Y es que el camino a la automatización comenzó gracias a la pandemia, pero queda mucho más por hacer.
La recomendación es partir por las tecnologías disponibles, que tienen un bajo costo de implementación, señalado como una de las principales limitaciones pada la adquisición de tecnología. Pero en etapas posteriores se saca mayor provecho a las innovaciones creadas para las necesidades específicas de cada empresa, cuyo costo en diseño e implementación es mayor, pero que a largo plazo genera mejoras radicales en el aceleramiento de la producción, optimización de recursos y obtención de datos, así como en términos de seguridad.
Comments